
Algunas atraen por leer en el subterráneo, por mandar un mensaje (interminable) en el tren, por cantar una canción en el auto (cuando uno intenta dormir), por caminar apuradas en busca de un taxi mientras intentan no pisar una baldosa floja, por anudarse el cabello mientras estudian, por dormirse en cualquier lado…
Todas son bellas, tanto lo son que generan una intriga inagotable, producen querer saber a dónde van, imaginar que sabrán tocar guitarra y que les gustara la pintura; pero todo esto se va al demonio. La evolución, que involuciona (como vemos), genera tragedias, exterminios, golpes de estado, torturas cobardes, para luego si intentar construir un ideal de cambio y lograrlo en parte.
Tantas preguntas sin resolver como lo son ¿de dónde venimos?, ¿hacia dónde vamos?, todo parece pequeño, sin sentido, fulminante razonamiento que catapultara aquellos antiguos ideales circulares, generando un desbalanceo que desarmara al mundo, se suscitaran choques culturales, se marcaran hondas diferencias, se perderá la unión, la ingenuidad.
Delirio, maquinación.
Demasiada información para tan poco punto, el inevitable punto final.